Los
datos de IPC adelantado para el mes de octubre, publicados hoy por el Instituto
Nacional de Estadística, que sitúa la inflación mensual en el 0,9% y la tasa
interanual en el 1,6%, dos décimas por debajo de la reflejada en septiembre.
Una disminución debido a que los precios de los carburantes han subido menos
que en octubre de 2016. En cualquier caso, habrá que observar la evolución de
la inflación subyacente, la que se calcula eliminando la volatilidad de los
precios de alimentos no elaborados y productos energéticos, para poder conocer
la realidad de los precios este mes.
A
lo largo de este año, los precios han mantenido un nivel elevado respecto a la
evolución de los sueldos: la media de los diez primeros meses del año se sitúa
en 2,1%, mientras los salarios hasta el mes de septiembre se sitúan en el 1,4%
para 6.346.495 trabajadores y solo el 21,1% tienen cláusula de garantía
salarial.
Junto
a ello, hay que tener en cuenta que la escasa calidad del empleo que se crea,
la corta duración de los contratos, y el mantenimiento a ultranza de la reforma
laboral, aunque ha demostrado sus efectos perniciosos sobre el empleo, no solo
no corrige la dualidad, sino que colabora en la extensión de la inestabilidad,
la precariedad y la desigualdad laboral, con una devaluación salarial que no
hace más que aumentar el número de trabajadores pobres. Conseguir un empleo no
es ni mucho menos garantía de salir de la pobreza.
Además,
UGT recuerda que, según los últimos datos del Índice de Precios del Trabajo, se
ha producido un intenso desplome de los sueldos en el periodo 2009-2013 y una
escasa recuperación desde 2014, cuando se ha iniciado la senda de crecimiento
económico. El saldo acumulado desde 2009 hasta 2015 supone una pérdida de poder
adquisitivo de 9 puntos.
Los
organismos internacionales consideran que hay que apuntalar la reactivación, a
través de un mayor papel de la política fiscal, que aumente los ingresos
públicos y la tributación de los que más tienen, y con mayor gasto público y
mayores inversiones públicas en cuestiones clave; y a través de la generación
de más y mejores empleos con mejores salarios. En definitiva, abandonar las
políticas de austeridad y las rebajas fiscales electoralistas, y repartir el
crecimiento económico de manera justa y equilibrada, para que la riqueza que se
genera alcance a los trabajadores y sus familias.
Por
ello, desde UGT seguiremos insistiendo en plantear, en las negociaciones para
un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, incrementos de
sueldo que recuperen poder adquisitivo para los trabajadores, con cláusulas de
garantía que preserven las subidas negociadas de la evolución de los precios y
un salario mínimo de convenio de, al menos, 1.000 euros mensuales.
En
cuanto a las rentas públicas, el sindicato reclama la recuperación del poder
adquisitivo perdido por las pensiones y otras prestaciones públicas, una subida
de sueldo para los empleados públicos que suponga recuperación de poder
adquisitivo, y una senda de incremento del SMI, de modo que alcance 1.000
euros, al menos, en 2020.
Para
UGT resulta imprescindible aprovechar el periodo de crecimiento para cambiar el
modelo productivo y hacerlo más fuerte, basado en sectores estables y de alto
valor añadido. Solo así podremos encarar la recuperación con todas las
garantías para las trabajadoras y trabajadores de este país.
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